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A continuación Ricardo Badani, nos ofrece el "Programa de prevención del SIDA", con estrategias fácilmente comprensibles y prefectamente practicables, tal como fue presentado en su momento a una comisión de lucha contra el SIDA, y que se ajusta a los criteios de información, con la adecuada racionalidad (en vez de aterrorizamiento) y enfoque positivo.
1) Campaña de alimentación: Parece que medio mundo se hubiese olvidado de que las siglas de SIDA significan literalmente "Síndrome de Inmunodeficiencia adquirida" y que "más vale prevenir que lamentar". De ser así se debería comenzar por hacer una amplia campaña de alimentación -a través de los centros comunales, colegios, etc- dictando cursos de nutrición balanceada y proporcionando recetas que no sólo estén bien diseñadas y aumenten los índices de inmunidad, sino que estén realmente al alcance del pueblo por ser muy económicas, acompañando esto con campañas de ejercicios básicos a efectuarse en lugares públicos (tal como son los programas de Tai-Chi en China continental).
Si bien estamos de acuerdo en que una buena alimentación y un programa de ejercicios no consisten en una "vacuna" contra el SIDA, ni nada parecido, de todos modos, siempre ayuda sobremanera el saber cómo mantener un organismo saludable y con las defensas altas, como preventivo contra las enfermedades en general.
2) Campañas de depilación: El vello púbico no sólo contiene restos de elementos contaminates muy difícilmente eliminables -hasta con la más prolija o exagerada higiene- sino que, adicionalmente suele irritar la mucosa genital (al aumentar la fricción durante el acto sexual), produciendo microheridas que facilitan el contagio. La depilación total del área genital es especialmente importante en la mujer, puesto que el introito vaginal es el área que más fácilmente se irrita por el roce del vello púbico. Y aquí conviene enfatizar que estamos hablando de "depilación" (por pinzas hertzianas, cera o pinzas manuales) y no de afeitado (que puede producir pequeñas heridas, a parte de generar un vello mucho más duro y rasposo).
3) Campaña pro-desinhibición: Uno de los mayores problemas para combatir el SIDA es el hecho de que las personas del medio temen hablar de sexo, debido a los prejuicios que se nos inculcan desde pequeños. Es tiempo de eliminar tabúes hasta lograr que las personas puedan eliminar sus problemas y solucionarlos. Para esto debemos dejar de tratar el sexo como "algo malo y sucio" (pero buscado a rescondidas) y verlo como lo que es: "Algo perfectamente natural en lo que debe dejarse plena libedrtad a cada uno".
4) Campaña pro-sexualidad natural: Es decir, una campaña publicitaria a favor de la sexualidad vaginal por encima de las relaciones anales, que son las de mayor riesgo. Aquí el énfasis debe estar en no reprimir, sino en estimular -a base de charlas y hasta poesías y canciones de enfoque positivo- la preferencia por lo natural, buscando una revaloración del amor sexual entre el hombre y la mujer, alabando y dignificando "el sexo erótico y no reproductivo", reconociéndolo como fuente de placer y de unión de la pareja.
5) Campaña pro-sexo abundante: Aunque a algunos les parezca extraño, este es el punto más importante de todo mi programa. No hablo aquí de "sexo indiscriminado", sino con la(s) propia(s) pareja(s) estables(s) o con un círculo sexual cerrado... y aquí "estable" y "cerrado" son las palabras críticas. Mientras el SIDA está mostrando un porcentaje alarmantemente creciente entre los hombres casados, se pierde de vista que alguien que tiene satisfacción sexual en su propia casa, no tiene por qué ir a buscarla fuera. Aquí es importante destacar qye se trata de satisfacer del todo al otro, y no simplemente "de cumplir" o hacerlo "cuando uno está de humor". Si se trata de la pareja estable, se debería poder asumir que a cada uno le importa el otro (al menos lo suficiente como para querer complacerlo).
Aún si llevamos las cosas al extremo, asumiendo un punto de vista de lo más egoísta, ésta es la manera más segura de que el otro no lo infecte a uno. Y esto es especialmente aplicable en el hombre, quien tiene una capacidad sexual mucho más limitada que la de la mujer, y por tanto, no suele arriesgarse a un fracaso sexual en una aventura que implicase actividades adicionales a las usuales.
Este es en síntesis, mi "Programa de prevención del SIDA", cuya aplicación no sería tan difícil, y que tiene el mérito de poder proporcionar -a corto y mediano plazo- resultados estadísticamente verificables (no sólo contra el SIDA, sino también contra otras enfermedades de transmisión sexual). Éste programa reduciría rápidamente, la taras sexuales del medio, y estimularía incluso, una mejora de la salud poblacional.
Claro que adicionalmente convendría dejar atrás, de una buena vez, las medievales leyes que ahora tanto limitan -y hasta reprimen y sancionan- "la Sexualidad", para pasar a una legislación que respete la libertad sexual de las personas, dentro de la cual, de hecho, se debería incluir la racionalización de las casas de citas y locales de prostitución -actividad que no es considerada delito en el Perú- con miras a lograr una higiene preventiva y adecuada.
Sólo queda el eterno problema de "¿quién pone el cascabel al gato?" en nuestra sociedad tan vapuleada por los vientos de las conveniencias políticas y los prejuicios religiosos; debido a esto, me veo forzado a terminar este capítulo con una pregunta directa:
¿Se atreverá alguien aplicarlo?
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